martes, 23 de noviembre de 2010

Es tan corto el amor y tan largo el olvido...

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir: por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos
.»

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo le quise, y a veces él también me quiso.

En las noches como ésta le tuve entre mis brazos.
Le besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Él me quiso, a veces yo también le quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no le tengo. Sentir que le he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin él.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla
la noche está estrellada y él no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberle perdido.

Como para acercarla mi mirada le busca.
Mi corazón le busca, y él no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no le quiero, es cierto, pero cuánto le quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otra. Será de otra. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no le quiero, es cierto, pero tal vez le quiero.
Es tan corto el amor, y tan largo el olvido...

Porque en noches como ésta le tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberle perdido,

Aunque éste sea el último dolor que él me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

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