lunes, 12 de marzo de 2012

El arma más peligrosa que nadie puede usar contra nosotros es nuestra propia mente, aprovechándose de las dudas e incertidumbres que en ella acechan, ¿somos sinceros con nosotros mismos o vivimos cumpliendo las expectativas de otros? y si somos abiertos y sinceros, ¿podría alguien amarnos de verdad? ¿podemos tener el valor de compartir nuestros secretos más íntimos? ¿o en realidad somos imposibles de conocer, incluso para nosotros mismos?




El sol siempre está brillando en el cielo en algún lugar. 

0 sonrisa(s).:

Publicar un comentario