Cada película que vemos, cada historia que nos cuentan, nos piden que creamos en ellas.
El giro al final de la historia, la declaración de amor inesperada, la excepción a la regla. Pero a veces estamos tan obsesionados por encontrar nuestro final feliz que nos olvidamos de leer las señales, las que diferencian a los que nos quieren de los que no, a los que se quedaran de los que se irán; y es posible que ese final no incluya a la persona ideal.
Puede que seas tú, recomponiéndote y volviendo a empezar, liberándote para algo mejor que puede haber en tu futuro. Puede que el final feliz sea simplemente pasar página o puede que el final feliz sea este, saber que a pesar de todas las llamadas no devueltas, de todos los desengaños, las meteduras de patas y las señales mal interpretadas, a pesar de todo el dolor y el bochorno nunca perdiste las esperanzas.
jueves, 8 de julio de 2010
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